
Por la mañana me saco las espinas del sueño, sueño donde siempre estás tu, zarzaparrilla.
Y todo el día me lleva curar todas las heridas punzantes, sangrantes, aun hasta el ocaso.
Y por la noche temo dormir; porque estarás en Ilheus, Pan De Azucar o Santa Elena, camino a Mercedes o a Cumbrecita; siempre enmarañada, con tus ojos verdes, con tu lengua de yarará, que me pinchan hasta el alma.
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